lunes, 17 de diciembre de 2012

AQUELLA MARAVILLOSA AFICIÓN DEL MADRID....


Siento pena al escribir esto. Voy a criticar a los míos porque siento vergüenza de los míos. De la que se supone que es la afición de mi equipo en la actualidad. Fui testigo de tantos abrazos desconocidos, de tantos saltos de alegría con gente que no había visto en mi vida, de tantos momentos de alegría compartidos, de tanta gloria......

Desde que era un mocoso y no levantaba dos palmos, mi padre me llevaba al Bernabéu con mis hermanos mayores en aquellos gloriosos domingos en los que  jugaba el Madrid. Entonces, aquellos domingos, eran domingos de fiesta en mi casa, aquellas paellas o cociditos madrileños según se terciara, aquellas risas y aquel buen ambiente familiar, aquellas tardes dominicales teñidas de nostalgia infantil y madridista…. y luego, todos al Bernabéu a animar a nuestro Madrid. Recuerdo con nostalgia como mi padre me ponía entre sus piernas en su abono  del Fondo Norte y yo vi con mis ojos cuando tenía mis cinco añitos, allá a principios y mediados de los 70, a los Amancio, Velázquez, Pirri, Benito, José Luis, Roberto Martínez, a Netzer, a Rubiñán, a Macanás y tantos otros, viví aquella remontada heroica ante el Derby County, que fue el inicio de la leyenda de las remontadas, luego vi a los Stielike, Juanito, Santillana, Miguel Ángel, García Remón, San José, Ángel, sí, vi también al marqués Del Bosque, ese Judas Iscariote, traidor de nuevo cuño y de infausto recuerdo para el madridismo moderno. Viví y lo recuerdo con nitidez, aquella remontada ante el Celtic de Glasgow con gol postrero de Juanito y cómo desde hora y media antes del partido, el Bernabéu era una olla a presión que acojonaba literalmente a quién osara aparecer por allí para disputar un partido…¡¡¡¡Pobres escoceses, cuando salieron a entrenarse y ver el campocomo estaba antes del partido, ya se hicieron caquita entre las piernas!!! Siendo ya adolescente y mayor, vi desde el gallinero del Fondo Norte a mi amada Quinta del Buitre, nunca vi a nadie jugar al fútbol como a aquel equipo, ¡¡¡Qué maravilla, Dios mío!!! Aquella Quinta, trufada con jugadores como  Santillana, Juanito (estos dos últimos todavía sobrevivían del Madrid “anterior”, el de los 70), Gallego, Chendo, Valdano, Hugo Sánchez, Gordillo, Camacho, etc. Y viví con una pasión inenarrable, aquellas nuevas remontadas increíbles y épicas contra el Anderlecht (recuerdo que al día siguiente tenía un examen de Derecho Romano en la Facultad de Derecho de la Autónoma), contra el Borussia ( yo estaba en aquel Fondo Norte detrás de las vallas a escasos metros cuando Santillana, con el alma, metió la pierna en el minuto 90 y metió el cuarto, creo que todos los madridistas, la afición, metimos ahí la pierna para meter el cuarto que nos daba la clasificación, joder, qué alegría, aquello no lo puedo describir con palabras, nunca se me olvidará aquello mientras viva, cómo nos abrazábamos gente de todos los colores, clases, edades, sin habernos visto en la vida, en aquella fiesta interminable, ese día juré pasión y amor eterno por mi Madrid –ya estaba enamorado y llevábamos de “novios” muchos años-, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en las duras y en las maduras, siempre fiel, hasta que la muerte nos separase. Famoso fue aquel partido, creo, por aquella escena de Juanito dando saltos al final del partido cuando le sustituyeron), contra el Inter de Milán en dos ocasiones, con goles increíbles de Santillana en remates acrobáticos, en fin……. tantísimas batallas.

Recuerdo con singular emoción cómo aquella bendita afición era un símbolo del Madrid, era una afición ejemplar, única en su especie, era la mejor afición del mundo, apoyando al equipo desde el primer minuto, dándolo todo por nuestros colores, por nuestros jugadores, animando al que tenía un mal día y aunque fuéramos perdiendo por tres goles de diferencia faltando 10 minutos para el final, era increíble ver cómo la gente animaba y comentaba convencida que metíamos cuatro en esos 10 minutos…. Y a veces ocurría. Recuerdo un partido contra el Betis, a principios de los 80, creo, que íbamos perdiendo 0-3 a falta de 10 minutos o menos y acabamos 4-3 con tres o cuatro goles de Paco García Hernández, y como ese, muchos ejemplos más…

Aquella afición del Madrid era para hacer llorar de emoción, lo daba todo por el equipo, aquellas increíbles y épicas remontadas no hubieran tenido lugar sin su apoyo. Esa afición acojonaba a los equipos rivales, que salían ya con un gol en contra en el túnel de vestuarios, daba pánico pisar el césped del Bernabéu (de ahí también, la famosa frase de Jorge Valdano sobre el miedo escénico). Algo tenía aquella afición que pensaba en que su Madrid era único y mágico (y lo era), porque aquellas remontadas heroicas y aquel convencimiento "sobrenatural" de poder conseguirlo todo, rebasaba cualquier explicación lógica.

Daba igual que hiciera un calor achicharrante, que cayera el Diluvio Universal, que nevara, que hiciera un frío insoportable, daba igual, aquella afición iba al campo a ver a su Madrid, a animar, a ver ganar a su equipo. Recuerdo ver y vivir partidos y calarme hasta los huesos de lluvias eternas y pertinaces ahí con mi paraguas, de terminar muchos partidos aterido de frío y tiritando, y como yo todos los que estaban conmigo alrededor, pero siempre animando al equipo incansablemente. Quizás, aquella incomodidad de los fondos sin asientos, los famosos gallineros de los fondos norte y sur, de aquel campo sin calefacción, sin tantas comodidades, le daba a aquella afición un plus de heroicidad y reconocimiento que ahora no existe, todos tan calentitos, reclinados confortablemente en sus asientos, sin que les caiga una gota si llueve…

¿Y qué fue de aquella afición? Se fue yendo, muchos nos hicimos mayores, cuarentones, algunos dejaron de ser socios, abonados, y se marcharon hastiados de ver cómo algunos, con los que compartimos tantos momentos de alegría y gloria, se fueron acomodando, se fueron a aquellos abonos de señoritos, cerca de esos palcos infames con canapés y azafatas, y si al equipo se le ocurría no ganar un partido (como si fuera tan fácil y una obligación perenne), empezaban a protestar, ahí se empezó a perder la esencia  de aquella maravillosa y heroica afición, ahí se empezó a perder el corazón de una afición única que jamás volverá. Empezaron a ensuciar la imagen de aquella mítica afición del Madrid. Aquella afición, hastiada y harta, simplemente se marchó.

Me considero heredero de aquellos heroicos madridistas que hemos apoyado a nuestro Madrid en todo lugar y circunstancia, bajo cualquier situación adversa, bajo cualquier inclemencia climatológica, me considero heredero de aquella afición majestuosa. Animábamos al equipo hasta quedarnos roncos. Soy parte de ella.

Y al ver ahora, cómo algunos se dedican desde el primer minuto a pitar, a silbar, a mostrar su disconformidad contra todo y contra todos, me hace sentir pena y vergüenza. Vergüenza ajena. Pitar a símbolos del Madrid como Cristiano Ronaldo, que se parte (literalmente) la cara por nuestro equipo y que ha batido todos los récords habidos y por haber, silbar a un entrenador como Mourinho, que es quién más ha defendido al Madrid en los últimos 30 años, silbar continuamente a jugadores porque tienen un mal día, pitar al equipo porque hace una mala jugada, eso, no es digno de una afición ejemplar, es realmente vomitivo, inaguantable, patético. Cristiano y Mourinho se merecerían en cada partido una ovación continua y por supuesto, un monumento por su demostrado madridismo.

¿De dónde ha salido toda esta gente que en la actualidad asiste a una función teatral sin calentar las manos, sin aplaudir una sola vez en 90 minutos?, ¿Cómo pueden estar comiéndose bolsas enteras de pipas durante 90 minutos sin pestañear?, ¿Cómo osan llamarse madridistas?, ¿De qué planeta han venido?, ¿Cómo pueden ser tan fríos y tener tan pocos sentimientos?, ¿Por qué dejan en tan mal lugar y manchan la HISTORIA (con mayúsculas) del Madrid?

Es una pena y un eterno lamento el ver evolucionar a la que fue un día la mejor afición del mundo en mi niñez, en mi adolescencia y juventud, convertida ahora, en mi madurez, en una afición perversa, cruel y antipática, sin duda, la peor del mundo. Terminaré odiándola en mi vejez. Viví y crecí con la mejor afición del mundo, me moriré con la peor, sin duda.

Yo viví aquello, soy heredero de la HISTÓRICA Y MARAVILLOSA AFICIÓN DEL MADRID QUE UN DÍA SE FUE. Siento una gran nostalgia y derramo lágrimas cuando aquella afición del Madrid era una grandísima afición, a la par que temible. Jamás olvidaré a “MI AFICIÓN”. Siento asco por lo que veo hoy en día. Por esta asquerosa afición.

EL MEJOR EQUIPO DE LA HISTORIA NO PUEDE TENER A LA PEOR AFICIÓN DEL MUNDO.

Un saludo para todos y un recuerdo imborrable para “MI AFICIÓN”. AQUELLA ETERNA Y MARAVILLOSA.

 

 

 
 
 
 
 
Javier Muñoz Bargueño

2 comentarios:

  1. Javier perfecto, me identifico con todo.Gran blog ¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Y HALA MADRIIIII SIEMPREEEEEEEEEEEE

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  2. Enhorabuena, muy emotivo y acertado. Sólo pondría un pero, en ocasiones también se echan de menos esos jugadores que eran los primeros en creer, los primeros en sentir los colores, en besarse el escudo, en aferrarse a las heróicas. La amor equipo-afición debe ser un tándem único. Deben contagiarse mutuamente. Creo que hoy por hoy tenemos uno de los equipos más fuertes de la historia, pero echo en falta más "Callejones" besándose el escudo con cada gol, más amor a los colores, menos sueldos millonarios.

    Pero sí, mi primera vez en el Bernabéu fue recientemente y me entristeció lo que vi.

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