Querido José. En primer lugar, permíteme que te tutee. Casi
eres de la familia de tanto contacto que nos ha unido con nuestro Real Madrid
en estos tres años. Ahora sí. Parece que te vas, José. Y lo entiendo. Me
entristece profundamente tu decisión pero, repito, lo comprendo. Jamás en la
historia del deporte mundial, ningún profesional ha sufrido una campaña de
acoso y derribo como la que tú has sufrido en estos tres años. Ya no solo han
sido las críticas deportivas por tu forma de ser y actuar en el ámbito estrictamente
futbolístico. No. Se han traspasado las líneas rojas de la decencia y ética
profesional e incluso te han atacado de
manera cobarde y rastrera invadiendo tu intimidad como hizo el lamentable
panfleto diario As cuando fuiste a ver los partidos de tu hijo. Algo
deleznable e intolerable.
Quiero expresarte mi gratitud por cómo has defendido a
nuestro Real Madrid. Te has partido la cara por nuestro club en estos años. Y eso
no se olvida fácilmente, José. Tu cara partida es la de cientos de miles de madridistas
en todo el mundo. Tú la has puesto por nosotros. Y eso te engrandece. Eres muy
grande, un señor. Valiente, honesto, sincero, trabajador, políticamente
incorrecto y eso en los tiempos que corren es una deshonra, José. No cotiza al alza.
Por eso te odian. Por ser así. Eres el vivo ejemplo de cómo LA INJUSTICIA se
ceba con una persona íntegra simplemente por decir las verdades y defender a su
club. Has demostrado ser en solo tres
años más madridista que algunos que pululan por ahí con sus insignias
rechazadas, otros con sus capitanías arrastradas y otros con sus traiciones cobardes
a tus espaldas.
Cogiste un equipo prácticamente muerto que estaba manchando
su grandiosa historia en los años previos a tu llegada. Ocho años seguidos sin
pasar de octavos de final en Champions, 18 años sin ganar la Copa, con otro
equipo, el Barcelona, empequeñeciendo la grandiosa historia del Real Madrid. Llegaste
tú y en tres años, hemos estado en semifinales de Champions, no habiendo
llegado a la final por circunstancias impredecibles y extrañas, como aquel
arbitraje de Stark con la expulsión de Pepe contra el Barcelona, como aquellos penaltis
del año pasado contra el Bayern, y ahora con la mala suerte contra el Borussia
Dortmund. La Copa, la ganaste el primer año de tu llegada después de 18 años,
cuando parecía imposible ganarla al que decían que era un equipo imbatible en
ese momento, el Barcelona. Y este año, se puede volver a conseguir. La Liga, el
año pasado la ganaste con autoridad, con récord de puntos y goles. En estos
tres años, además has conseguido revertir y darle la vuelta a la reciente historia
de hegemonía barcelonista, ganándole al Barcelona prácticamente todos los
enfrentamientos directos de estos últimos años. En muchas ocasiones, el equipo
ha hecho un fútbol primoroso, brillante, directo, vertical, sin dar mil quinientos
pases en horizontal para llegar al área contraria. Estos datos son incontestables.
Además, has conseguido recuperar el gen madridista por excelencia. El del
espíritu de lucha, el del orgullo de lucir la camiseta con el escudo del Madrid.
Has conseguido recuperar el pundonor histórico, la garra, el coraje, el dejarse
todo en el campo, o como tú dijiste, “morir en el campo”. Esas, han sido otras
de tus señas de identidad. Pese a todos estos datos irrefutables, te atacan sin
piedad por tu hacer futbolístico, por tus logros deportivos.
José, quiero decirte una cosa. Después de Don Santiago
Bernabéu, que falleció en 1978, tú has sido la persona que más ha defendido a
este club, incluso por encima de los presidentes que han pasado, directivos,
entrenadores, jugadores, etc. Te has peleado con todo el mundo defendiendo al
Madrid. Federación, árbitros, UEFA, Barcelona, etc. Y eso, los madridistas
auténticos, los de verdad, lo sabemos apreciar. Por eso, te queremos tanto. No
solo por tus logros deportivos, sino por los humanos, por tu forma de ser, por
tu honestidad, por tu sinceridad, por tu profesionalidad.
Eres querido por la mayoría del madridismo militante. Por el auténtico. Por el de verdad. Y tú lo sabes. Del “otro madridismo”, al que tú acertadamente
definiste como “madridismo disfrazado", mejor ni hablar. Te queremos. Y queremos que te quedes. Tienes
que saber que tienes el cariño de la afición. Eres nuestro estandarte. Nuestra
voz. Nuestro sentimiento. Nuestro corazón madridista.
Si, a pesar de todo el cariño que te profesamos el
madridismo en general, decides irte, lo entenderemos. Esta campaña bestial,
indigna y cobarde de los medios en general contra ti, desgastan a cualquiera y
terminan por cansar. Eso produce hastío, hartazgo y tristeza. La injusticia siempre
es cobarde y triste. Es normal que ante la iniquidad de los medios de comunicación
decidas hacer las maletas. Lo entendemos. Pero que sepas, que los madridistas
de verdad, los auténticos, estamos contigo a “mouerte” y siempre te
defenderemos y te admiraremos.
Estos años nos has dado mucho, nos has hecho sentir el
madridismo en las venas, has recuperado la esencia del madridismo universal, el de estar orgulloso, el de simpatizar, el de pertenecer y el de sentir en lo más hondo del
corazón al MEJOR EQUIPO DE LA HISTORIA. El ver cómo has defendido al club
impacta y cala hondo en el corazón de cualquier madridista auténtico que se precie.
José, el Madrid es odiado por su grandeza, es envidiado por
sus virtudes, es ninguneado por sus logros deportivos, todo a partes iguales.
Tú has sido la voz que ha difundido y cantado esa grandeza, esas virtudes y esa
historia inigualable. Y tú has sido quién ha denunciado ese odio, esa injusticia
en diferentes ámbitos, el mediático, el arbitral, el federativo, para con el
MEJOR EQUIPO DE LA HISTORIA.
El escudo del Madrid
te lo has tatuado en el corazón, y los madridistas de verdad, los
auténticos, nos hemos tatuado tu imagen por siempre.
Si te vas y ya has tomado esa decisión, que sepas que siempre
te estaremos esperando para que vuelvas. El corazón de los madridistas estará siempre
contigo. Las puertas de este club, siempre estarán abiertas para ti. Siempre
tendrás nuestro cariño, consideración y fidelidad.
Como entrenador has sido extraordinario, ahí están tus
logros, por mucho que algunos te los nieguen. Como persona, eres inigualable,
irrepetible y única.
Muchas gracias por todo lo que nos has dado. Sinceramente.
¡¡¡Eternamente agradecido, José!!!
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