sábado, 24 de noviembre de 2012

DON SANTIAGO BERNABÉU Y EL RÉGIMEN DE FRANCO

De todas las mentiras vertidas por la propaganda barcelonista acerca de la historia del Real Madrid, una de las más hirientes es la referida a una supuesta relación entre Don Santiago Bernabéu y el régimen franquista. Según los detractores de Bernabéu, los éxitos que consiguió el Real Madrid durante su larga presidencia no fueron fruto de su trabajo, sino del interés del régimen franquista por beneficiar al Real Madrid a cambio de que éste se dejara usar como imagen propagandística de la dictadura. Sin embargo, la relación del mejor presidente de la historia del fútbol con las autoridades de su época fue cualquier cosa menos cordial. Aunque ardoroso patriota español, Santiago Bernabéu fue políticamente independiente, y mantuvo siempre al Real Madrid a salvo de injerencias del bando vencedor de la Guerra Civil. El franquismo no sólo no benefició al Madrid, sino que le perjudicó en algunas ocasiones, y sólo utilizó al mejor club de la historia como propaganda del régimen, pero sin pedir permiso al club.

Resulta cuanto menos curioso que la llegada de Bernabéu a la presidencia del Madrid se produjera por la protección del gobierno al F.C. Barcelona. En medio de la crisis surgida a raíz del partido contra el Barcelona (en la que el triunfo madridista desató una ola de violencia que acabó con la salomónica e injusta decisión del gobierno de obligar a dimitir a los dos presidentes), el 15 de septiembre de 1943 Don Santiago fue elegido presidente del Real Madrid "de manera provisional". Ocupará el cargo hasta su fallecimiento, el 2 de junio de 1978.

Durante la época de la República el Real Madrid había sido uno de los clubes más laureados. Cuando la guerra civil sorprendió a todos los españoles el Madrid era el club dominador y, por tanto el más perjudicado. Tras la Guerra Civil comienza la dura tarea de reconstruir la sociedad. Se necesitaba dinero, concretamente 300.000 pesetas, para recuperar un Chamartín destrozado que durante la guerra había sido un campo de prisioneros; atraer al público de nuevo y captar jugadores (de la plantilla de 1936 sólo pudieron ser repescados cinco). No había ni jugadores para formar un equipo ni dinero, ya que el patrimonio del Club había sido saqueado (entre lo que robaron había algunas copas de principios de siglo) y no hubo ninguna ayuda oficial, ya que el Ejército había convertido en su equipo al Atlético de Madrid, entonces llamado Atlético Aviación y a éste se dirigían todas las ayudas y los favores. Así, cuando Bernabéu accedió a la presidencia, el Real Madrid era un Club muerto a todos los efectos: patrimonial, administrativo y deportivo. Pero fue salvado por el duro trabajo de Santiago Bernabéu y un puñado de históricos madridistas. , Adolfo Meléndez, Pedro Parages, Don Antonio S. Peralba y el Marqués de Bolarque, que conseguirían levantar de nuevo al club.

Para refutar las mentiras barcelonista sobre la impecable figura de don Santiago Bernabéu, basta con centrarnos en algunos enfrentamientos que mantuvo con autoridades del régimen. Su fuerte personalidad le llevó a provocar varios incidentes con el régimen franquista, un régimen que nunca había hecho nada por el Real Madrid salvo ignorarle, pero que al llegar los triunfos se subió al carro de las adulaciones y los vítores porque el Real Madrid era lo único que España podía, en aquellos años, proyectar fuera de nuestras maltrechas fronteras. Para Don Santiago la política y el fútbol eran agua y aceite y jamás consintió que se mezclaran artificialmente, por lo que en numerosas ocasiones evitó que el régimen manipulara el Club dejando bien claro que el Real Madrid era una institución deportiva y nada más.

Los triunfos que el Madrid cosechó durante aquella época, y entre los que destacan las cinco copas de Europa consecutivas, tienen una fácil explicación: el Madrid era el mejor. No se podrá demostrar nunca, porque no lo hubo, ningún tipo de manipulación ni deportiva ni política que explique el reinado europeo del Real Madrid. Todo lo contrario: cuando su dominio era demasiado para la UEFA se le impidió ganar su sexta copa de Europa cuando al Madrid se le anularon ¡¡¡ 4 goles legales!!! en el partido de semifinales contra el Barcelona. Uno de los mayores robos de la historia del fútbol. Los años de los triunfos europeos verán también los continuos choques de Don Santiago con los mandatarios de la UEFA, de ahí la mutua aversión que la UEFA siente por el Real Madrid y viceversa, lo que ha llevado al Madrid a ser el Club más laureado y a la vez el más sancionado de Europa. Pero Don Santiago Bernabéu no cedió nunca ante la UEFA, ni con sanciones ni sin ellas, soportando las represalias de la UEFA en forma de arbitrajes vergonzosos que el Club sufrió con resignada paciencia, pero que no doblegaron la voluntad de acero de Don Santiago, un Don Santiago que podía perdonar, pero no olvidar, y que devolvió magistralmente el golpe a la UEFA al negarse a que el Real Madrid jugara la recién creada Copa UEFA por considerar que el prestigio del Real Madrid estaba muy por encima de "ese torneo menor", lo que provocó las iras de la UEFA, volviendo a desatar una nueva campaña antimadridista en la que los árbitros fueron de nuevo los tristes protagonistas.

Entre los enfrentamientos que tuvo el presidente del Madrid con las autoridades franquistas, si duda el más llamativo fue el del general Millán Astray, fundador de la Legión Española y compañero de armas del general Franco, entre cuyas "hazañas" sobresalen el haber estado a punto de matar a tiros a don Miguel de Unamuno en la inauguración de curso de la Universidad de Salamanca o haber agredido a Carlos Gardel. Millán Astray asistía en el palco de invitados del estadio de Chamartín a un partido y se propasó con la esposa de uno de los invitados. Enterado Don Santiago del incidente, subió al palco de invitados y expulsó de allí al general, prohibiéndole la entrada en el estadio. Millán Astray amenazó a Don Santiago de muerte y sólo la intervención del mítico general Muñoz Grandes, a cuyas órdenes sirvió Don Santiago en la Guerra Civil, impidió que el Madrid quedase sin presidente. Este acto de Don Santiago, completamente inconcebible en la España de posguerra, elevó su figura a la categoría de auténtico héroe. Las injerencias de los vencedores de la Guerra Civil en el deporte español provocaron que Don Santiago tuviera varios sonados enfrentamientos con jerarcas del régimen franquista en los que siempre tuvo el pleno respaldo de la afición madridista, lo que impidió que el régimen pudiera tomar represalias contra él como por ejemplo obligarle a dimitir.



Otra muestra de la personalidad de Don Santiago se vio en el pabellón de deportes (hoy Pabellón Raimundo Saporta). Durante un partido de baloncesto entre el Real Madrid y el Macabi de Tel-Aviv. Durante la presentación, Don Santiago se quitó su propia insignia de oro del Real Madrid y condecoró con ella al general israelí Moshé Dayán que se enorgullecía de ser un fiel madridista. Este acto inaudito provocó las iras del gobierno, ya que el régimen del general Franco no reconocía al estado de Israel e hizo que muchos jerarcas franquistas le juraran "odio eterno" a Don Santiago.

Así, cuando en 1973 Don Santiago presentó su proyecto para construir un nuevo estadio, el régimen franquista se opuso a tal proyecto impidiéndolo. El alcalde de Madrid, Arias Navarro, no quiso ni siquiera tratar el asunto. Arias Navarro, nombrado posteriormente jefe de gobierno, sería cesado por el Rey don Juan Carlos por oponerse cerrilmente a la reforma democrática y en Barcelona la oposición la acaudilló el juez Pérez Estevill, que años más tarde protagonizaría un vergonzoso escándalo de corrupción, siendo condenado por prevaricación y cohecho entre otros delitos.

Sin embargo el Barcelona tuvo todos los favores del régimen franquista en sucesivas recalificaciones en los terrenos de Les Corts: El primero tuvo lugar en los 50, llevada a cabo bajo el mandato de Francisco Franco, lo que sirvió para acabar con la crisis financiera que el club padecía en dicha década. El acuerdo para la primera recalificación, aunque gestado entre otros protagonistas, se produjo con Antonio María Simarro en la alcaldía de Barcelona y Francisco Miró Sans en la presidencia del club. La segunda recalificación convirtió en soci d'honor al alcalde franquista José María de Porcioles e hizo posible que el Barça, entonces presidido por Enric Llaudet, enjugara su nueva deuda en los años 1960. Por fin, el presidente del Consejo de Ministros Torcuato Fernández Miranda, merced a su amistad con el directivo Juan Gich, hizo posible la tercera recalificación, en 1965. Todas estas recalificaciones fueron posibles gracias a los buenos contactos que tenía el Barcelona dentro del régimen, incluso teniendo presidentes franquistas el Barcelona, ellos que tantas pestes echan sobre el régimen. Un régimen al que no le tembló al mano a la hora de llamar al orden al presidente del supuesto "club del régimen" en 1968 sólo por decir: "A Vila Reyes lo admiro. Sólo por el hecho de presidir en Cataluña un club llamado Español, ya es digno de admiración".




Javier Muñoz Bargueño

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